16 de abril de 2011

Joan Fontcuberta



Este tío siempre me ha gustado. Es un artista que se dedica a crear realidades para insertarlas en la aparentemente única realidad que habitamos.

En su página Web podemos encontrar las justificaciones de sus investigaciones y el resultado y descubrimientos de estas.

Aquí un fragmento de una de estas "justificaciones":

LECCIONES DE BOTÁNICA OCULTA

Sin duda la principal fuerza que moviliza a los humanos es la curiosidad. Y la curiosidad es lo que me llevó a Lancetilla, un jardín botánico de renombre internacional situado a unos escasos cinco kilómetros del municipio de Tela, en el atlántico hondureño. Un desplazamiento a un enclave tan alejado podría dar a pensar en la coartada científica para unos inconfesados planes turísticos de playas solitarias con cocoteros y aguas cristalinas, tal como fabulan los folletos de las agencias de viajes. Pero lo cierto era que Lancetilla reunía para los estudiosos de rarezas algunos especímenes singulares, a veces hasta únicos. Su inmenso huerto constituye un templo de sabiduría para los que desean aprender y un laboratorio pertrechado sin límites para los que desean investigar. Y en esa tierra bendita había crecido uno de los escasos ejemplares de “flor cadáver” (Amorphophallus titanum) transplantados vivos de las junglas de Sumatra. De hecho era esa espeluznante excentricidad de la naturaleza lo que había determinado mi viaje.
La presencia de una “flor cadáver” en Lancetilla tiene una sinuosa historia. El origen de Lancetilla se sitúa en 1925 cuando la United Fruit Company fundó un Departamento de Investigaciones Científicas con el propósito de estudiar las enfermedades del banano y al mismo tiempo los medios factibles para cultivar otros productos tropicales de inmenso valor potencial. Lancetilla pronto se dotó de las colecciones más extensas de frutas nativas, asiáticas y de Oceanía que existieran nunca en América tropical, incluyendo la mayor plantación de Mangosteen y Garcinia mangostanam en el hemisferio norte. Hoy Lancetilla merece crédito entre los especialistas por contener sus colecciones documentales un completísimo “Herbario de Fanerogamia” y sobre todo un “Herbario de Criptogamia”, reducido en realidad a criptogamas no vasculares. Estaba familiarizado con este Herbario porque sus ejemplares iniciales datan de los estudios sobre criptogamas españoles llevados a cabo por Cavanilles y sus discípulos Lagasca y Rojas Clemente a comienzos del siglo XIX.


1 comentario:

McVilla dijo...

Hola ayO, ya estoy un poco más animada... cuando escribo desaparecen los malos rollos y sólo quedan los buenos.
A Joan Fontcuberta lo conozco personalmente de la Facultad. Es la persona más sencilla que conozco que teniendo mèritos de sobra, no se lo tiene creído. Un saludo. Carme.